
Juan Guaidó, el Obama venezolano
No se puede negar el talento innato que tiene Juan Guaidó para ganarse la esperanza de todo un país y parte de la comunidad internacional. Este triunfo, porque ya es un triunfo, es la historia de un héroe derrotando a un monstruo: ‘’el régimen usurpador’’.
Pero, vayamos por partes. Haciendo un análisis de la imagen política de este líder, vemos claras similitudes físicas con el carismático Barack Obama.
Vean sólo esta foto:

Si no supiéramos de Juan Guaidó y su labor actualmente en Venezuela, pensaríamos que Barack Obama tiene un hijo no reconocido por el mundo ¿o no?
Ya el famoso especialista en comunicación no verbal, Álex Todorov, presentó en la Universidad de Princeton, en el año 2017, un estudio que desvela la importancia de las primeras impresiones. En esta conferencia demostró cómo la fisonomía del rostro es sumamente importante para inspirar confianza y generar autoridad, ambas clave en descifrar las buenas o malas intenciones de alguien y la capacidad de llevar a cabo acciones sobre intenciones, lo que es muy valorado en un político.
Si Barack Obama llegó donde llegó, ¿en qué le beneficia a Guaidó tener una fisonomía parecida a Obama? Todorov dice: ‘’las percepción que tienes sobre un rostro está enormemente influida por el parecido que tenga ese rostro con otros que te resulten familiares’’, a estas alturas, ¿quién no tiene grabada en la mente la cara de Obama? Subconscientemente, el ser humano, asocia las aptitudes, capacidades y carisma de Obama a Guaidó, algo que le otorga una gran ventaja.
Ahora muchos estarán pensando, ahora entiendo porqué ganó XXXX, porque las decisiones racionales se hacen sobre razones TAN superficiales como el rostro de una persona. Pero, veámoslo de otro modo, gracias a eso muchos le han dado una oportunidad a Guaidó, y otros dirán: ¡¡sí, pero también a López Obrador!! Ok, ese es otro tema.
Para que Guaidó no sea sólo una cara confiable y familiar que dé confianza y sensación de capacidad y autoridad a sus masas, su estrategia de comunicación se ha basado en aprovechar una situación que le está permitiendo desarrollar y ser el protagonista de un story telling exitoso: la conocida trama de derrotar al monstruo.
En esta historia hay un enemigo, que es Maduro, pero estratégicamente él le llama ‘’régimen usurpador’’, porque usurpó el poder ejecutivo (y legislativo y judicial) y así le resta importancia y publicidad a quien personifica esa usurpación del poder, que claramente es Nicolás Maduro.
El héroe es él, de esto no hay duda, pero sabe muy bien que él solo no puede conseguir derrotar al monstruo, por eso está siendo humilde solicitando el apoyo de colaboradores (artistas, comunidad internacional y, sobre todo, colaboradores del usurpador, los soldados miembros de las fuerzas armadas del régimen usurpador, a los que trata de víctimas del mismo y los invita a que se sumen ‘’al lado bueno de la historia’’).
Además de buscar colaboradores, el héroe se prepara para ganar al monstruo. Su trayectoria es meteórica, fue diputado en el partido del disidente y preso político, Leopoldo López, Voluntad Popular (VP). Guaidó procede de los movimientos estudiantiles contra Chávez en los años 2007 y 2009, derrotando a los candidatos universitarios impuestos por el chavismo. Después fue un político activo encabezando varias investigaciones de desfalcos millonarios de las arcas públicas, así como impulsor de la Ley de Amnistía. Falta saber, lo que a todas luces parece, que además fue el predilecto de alguien que le dijo a Trump que es la oportunidad de apoyarlo y conseguir la democracia en Venezuela para convertirla en la potencia que algún día fue, lo que beneficia a todos, también sea dicho. Este ingeniero con posgrados en gestión pública (buen match) en Washington ya se autoproclamó Presidente y casi todos los gobiernos del mundo, así lo reconocen.
Pero, para que exista derrota, tienen que acontecer batallas. Aunque él se vaya por la vía pacífica, tal y como lo comunica muy bien su Instagram, en el que no verán ni una sola imagen de la ayuda humanitaria quemada por el régimen chavista, ni la sangre derramada de las personas asesinadas por el mismo. Sus batallas pacíficas son arrinconar al monstruo, evidenciando, con la ayuda de la comunidad internacional, el fin del chavismo en Venezuela. Con esto, le gana a regañadientes la batalla a Maduro, metiendo ayuda humanitaria y además añade un poco de victimismo el que muchos soldados decidan quemarla y otros muchos abandonar a Maduro justo por esto, y así gana otra batalla más, la de poner de su parte a las fuerzas armadas, la última bala que le quedaba a Maduro.
¿Cuál es el triunfo? Aunque, como inicia este artículo, el triunfo ya es un hecho, el triunfo histórico de esta historia es derrotar al monstruo instaurando la democracia en Venezuela. Y para ello, este líder, se apoya en todo momento, no sólo de símbolos que transmiten la parte de pathos (emoción) en toda su imagen (discursos y fotografías, principalmente) sino también en un soporte que otorga credibilidad a todo esto: logos (razones), él habla de ‘’agenda legislativa’’, ‘’democracia’’, ‘’gobierno de transición’’, ‘’elecciones libres’’, ‘’libertad’’, ‘’justicia’’…Todos estos, conceptos que hace mucho que el pueblo venezolano no escucha en un Presidente.
En resumen, la historia de Guaidó, es hacer Historia, con mayúsculas. Historia de la buena, de la memorable, de la que te emociona y te invita a decir ‘’Vamos Bien’’.